miércoles, 24 de noviembre de 2021

EUFEMISMOS...

 


 

            Desde hace meses desde ASENCRO, Asociación de Usuarios y Pacientes, advertimos de la importancia del lenguaje, en toda faceta de la vida, pero más durante situaciones en los que el nerviosismo puede llevar a un estrés social insoportable. Nadie nos hizo caso, absolutamente nadie.

            Cuando vi la palabra antídoto, en referencia a la vacuna, escribí que no entendía el motivo de usarla, que si era una vacuna no era un antídoto exactamente. Dio lo mismo lo explicado una y otra vez: antídoto.

            Después empecé a leer vacuna sin cesar. Supongo que el nombre viene de vacca y es por la viruela y la población, en general, entiende que vacunar es igual a inmunizar. Y se empezó a unir vacuna con inmunidad. Una vacuna no necesariamente inmuniza al 100% ni siquiera tiene que ser duradero su efecto, pero eso no se explicó, jamás.  Se insistía en las redes sociales, medios de comunicación e incluso lo decían las autoridades, en unir vacuna con inmunización, y dio igual lo que dijésemos quienes pedíamos explicar claramente que en este caso, como en otros, no era lo mismo. Que se dejasen de usar eufemismos que podían tener malas consecuencias en un futuro muy cercano. Insultos, agresiones verbales, descalificaciones a granel, fue lo que recibimos quienes defendíamos contar LA VERDAD, eso es lo que recibimos. En honor a la verdad y elevada queja al Ministerio de Sanidad se nos dio la razón. Textualmente se nos indicó: Estamos de acuerdo en que vacunación e inmunización no son términos sinónimos por lo que deben ser utilizados de forma correcta y oportuna. Un ejemplo sería informar de las “personas que han recibido dosis de vacuna”, sin utilizar “personas que han sido inmunizadas”. No importó que hasta el propio Ministerio nos diese la razón: las autoridades autonómicas siguieron diciendo inmunizar, ahí están las hemerotecas.

            Inocular, vacunar, inmunizar, antídoto… Eso es lo que nos ha traído al punto en el que estamos: los eufemismos. Al fin, es suavizar una situación con el lenguaje, pero el eufemismo, al final, torna en mentira.

            La verdad es que este patógeno da miedo, al menos a mí, mucho miedo. Que no se ha podido probar su transmisión de animal a humano, al menos yo no lo he visto. El pangolín, el murciélago… Cuando no se sabe más vale decir la verdad: no sé. Que la vacuna/antídoto es una vacuna que NO inmuniza, que salva de situaciones de muerte en una gran parte de los casos, pero no de reinfecciones, transmisión o no contagiarse. Que ante esto no existe inmunidad de rebaño. Pero tuvimos que escuchar la letanía de la inmunidad de rebaño durante meses, y nadie decía nada, nadie… Pero se filtraban noticias de contratos secretos con las farmacéuticas; nadie hizo caso en España a la recomendación del Comité de Bioética de Europa de la conveniencia de firmar Consentimiento Informado en las vacunaciones. Nosotros los enviamos ya confeccionados al Consejero de Sanidad, que ni respondió como es norma en él: ni responder.

            Ahora toca el llamado Pasaporte Covid y ya advertimos que sirve de nada o de poco. Quita el miedo a algunos ciudadanos, pero poco más a nivel práctico. Y el miedo puede ser muy práctico en determinadas situaciones y esta es una de ellas. Un vacunado de COVID puede contagiar. No voy a entrar en qué % respecto a un no vacunado, pero contagia, por lo tanto podemos tener miles de asintomáticos vacunados que van por el mundo dispersando el virus. Es evidente que en España tenemos menos % de no vacunados, ergo, el contagio no va a ser igual por una simple cuestión matemática. Seguro que alguien dirá que no, que hablará de siete días en unos, catorce en otros, u opondrá la carga viral, pero es lo mismo: un vacunado con pasaporte puede contagiar, sin eufemismo alguno, así de claro y así de simple. Da igual que nos inunden de palabras como pre print, estupidez máxima, que significa un sucio, es decir: un trabajo sin revisión de ningún tipo, por nadie. Alguien hace un trabajo, lo suelta y dice: el pre print de X demuestra que… Y no, un sucio no demuestra nada, jamás.

            En invierno el virus no mata más al volverse loco encantado con la bajada de temperaturas, simplemente nosotros estamos más en interiores no ventilados, también así de simple y triste. Pero anteponemos el consumo a la vida humana sin decirlo. Y es lógico: la gleba no se terminó con el asesinato de los Zares, no. La gleba sigue existiendo y va a trabajar cada día en autobuses llenos, con mascarillas, en el mejor de los casos, quirúrgicas y usadas demasiadas veces. La gleba trabaja en lugares mal ventilados, la gleba sigue existiendo. No podemos mandar a trabajar y prohibir el consumo, las aglomeraciones, eso no lo hará nadie, seguiremos en el eufemismo, en la mentira de ocultar que sin prevención, la vacuna, sirve relativamente. Pan y circo, ese es el mandato. Nada nuevo. El mundo ni cambia ni cambiará, en todo caso a peor. Y ahora, ante tanto eufemismo y mentira, muchos se alzan y exigen la verdad y ante esto el poder responde enviando un mensaje terrorífico: la Pandemia de los no vacunados… Jamás pensé que vería algo similar, nunca. Se exige identificar a los no vacunados, en vacunarlos a la fuerza, en saltarse totalmente las reglas que han regido durante años en los países civilizados. Tanto daño hacen los anti vacunas y negacioncitas como quienes proponen semejantes aberraciones, el mismo daño. Así ni podemos ni debemos seguir, lleva a lugares sombríos y a situaciones muy poco deseables. Si hablasen de la Pandemia de los negacionistas hasta aplaudiría, pero esto no. Lo lamentable es que los primeros negacionistas fueron las autoridades, en España, Europa y medio mundo. No pasaba nada, pero sí, claro que pasaba y sigue pasando. Esto no es ningún sucio, no es ningún pre print sin revisar por doble pares, es algo que vengo repitiendo desde ENERO DEL AÑO 2020 con nulo éxito.

           

 

jueves, 4 de noviembre de 2021

LA PANDEMIA TERRITORIO DE LA DESINFORMACIÓN

 https://www.escueladepensamiento.org/recursos/articulos/salud-y-medicina/lecciones-para-no-volver-a-suspender-bioetica-en-la-proxima-pandemia/

La dura experiencia global que está implicando la gestión de la pandemia obliga a reflexionar sobre las decisiones tomadas y la asunción de sus consecuencias. Con este objetivo de “arrojar luz”, se han celebrado las I Jornadas bioéticas para ciudadanos, que han ofrecido a expertos nacionales e internacionales un foro de reflexión, en el que también ha participado Escuela de Pensamiento de Fundación Mutualidad Abogacía, defendiendo los derechos de los más mayores.

Estas jornadas organizadas por Asencro, Asociación de Pacientes y Usuarios de la Sanidad Pública y Privada del Principado de Asturias, han contado con apoyo de Cámara Oviedo y el Ayuntamiento de Mieres. Desde el auditoriu Teodoro Cuesta, de la antigua villa minera, se transmitieron estos encuentros en línea los días 27 y 28 de octubre.

El principal objetivo de las jornadas es poner en valor la bioética. Un valor que Susana Pérez-Alonso, presidenta de Asencro, define sin ambages como “la decencia y el buen hacer”. Sin embargo, “durante la pandemia “observamos con preocupación cómo la humanización-bioética empezó a convertirse en una ciencia casi secreta, reservada para los llamados iniciados, y eso no nos gustó”.

Precisamente, el doctor en medicina Enrique Battaner Arias recordó que la pandemia siempre estuvo asociada a prácticas dudosas. El exrector de la Universidad de Salamanca explicó que en la historia se recogen “258 eventos que podemos considerar como epidemias”, y  todas ellas tienen en común: “No existir respuestas claras científicas ante el problema surgido”. En opinión de Battaner, esta es la principal razón por la que en, primer lugar, entran en juego, “de forma espontánea, la especulación, desinformación y anticiencia y, en segundo lugar, las desinformaciones deliberadas”.

“La próxima pandemia puede tardar otros cien años en aparecer, pero también puede hacerlo el mes que viene”, concluía el doctor, “y es necesario estar preparados, de manera que podamos evitar el desconcierto inicial que lastró la primera respuesta”.

GARANTIZAR LOS DERECHOS DEL MAYOR EN PANDEMIA

Que la amenaza a la bioética ha sobrevolado la gestión de la pandemia, ha sido un punto de máxima coincidencia en las jornadas. Ya en la intervención de clausura, José Miguel Rodríguez-Pardo del Castillo, presidente de Escuela de Pensamiento de Fundación Mutualidad Abogacía, recordó como el Decálogo de los derechos de las personas mayores en tiempos de pandemia surgió en los peores momentos de la crisis sanitaria: en marzo de 2020, su virulencia llevó a determinadas administraciones sanitarias a establecer protocolos diferentes de triaje y cuidados intensivos hospitalarios para las personas mayores.

Esta situación, que Rodríguez-Pardo del Castillo calificó durante las jornadas de “gerontofobia”, fue corregida el 2 de abril por una publicación del Ministerio de Sanidad. Se advertía sobre el peligro de que medidas de ese tipo fueran contrarias al artículo 14 de la Constitución que consagra la igualdad de todos los ciudadanos (“los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social”).

En este contexto, y a solicitud del Consejo General de la Abogacía, Escuela de Pensamiento, reflexionó en un documento sobre un tema de gran complejidad. Finalmente, este trabajo liderado por el profesor Carlos María Romeo Casabona, se entregó a las altas administraciones del Estado, desde la Casa Real a la presidencia del Gobierno y del Congreso y Senado o el Consejo del Poder Judicial, entre otros.

En su primer punto, el decálogo defiende que “el respeto de la dignidad que poseen todos los seres humanos, incluidos los que, como las personas mayores, experimentan situaciones de mayor vulnerabilidad vinculadas con las pandemias”. Este  punto, más otros nueve basados en la evidencia de la bioética, se pueden leer hoy hasta en la web del Consejo de Europa.

“Finalmente su repercusión ha sido mayor de la que incluso estimamos”, explicó  Rodríguez-Pardo del Castillo a los asistentes. Pero ahora que lo peor de la pandemia parece quedar atrás, sus ideas pueden ser más valiosas que nunca: “Si los parlamentarios tienen en su consideración reflexionar sobre una ley de pandemia, este decálogo podría salvaguardar todos los derechos de las personas mayores”.

LA ESTRATEGIA NO SOLO DEBE PENSAR EN SALUD

La debilitación de los derechos fundamentales en tiempo de pandemia fue el título de la ponencia que el profesor Carlos María Romeo Casabona ofreció. El catedrático de Derecho Penal y experto en bioderecho de la Universidad del País Vasco/EHU reconoció que “ una situación de enfermedad totalmente desconocida”, en buena medida por su capacidad de expansión, “nos puso a todos en una situación de falta absoluta de preparación y de reacción inmediata”. Y esta “realidad invasora”, dificultó en todos los países “tomar a tiempo medidas preventivas, curativas y paliativas”

Finalmente, la situación colapsó las unidades de cuidados intensivos de los hospitales, que empezaron a tomar medidas de discriminación: “Hemos visto una clarísima manifestación de edadismo, es decir, de discriminación por edad”. “Pero no solo ocurrió en nuestro país”, insistía Romeo Casabona, “prácticamente en todo el mundo occidental más rico” y “particularmente entre aquellas personas mayores que vivían en residencias públicas o privadas”.

Pero el profesor también extrae buenas prácticas de la pandemia. Una de ellas es una evidente mayor colaboración sanitaria de las comunidades autónomas entre sí y con el Estado, que ve representadas en las reuniones del Consejo Interterritorial de Salud: “Bien me gustaría que hubiera órganos semejantes en materias que no tienen que ver con la sanidad, pero que harían de España un país mejor cohesionado”

Para finalizar, Romeo Casabona compartió una reflexión del grupo Europeo de Ética, asesor de la Comisión Europea del que forma parte, que en su opinión resume la esencia de lo aprendido: “Toda estrategia debe tener en cuenta no solo las amenazas a nuestra salud sino también las amenazas a nuestra democracia, a los derechos individuales y a la sostenibilidad económica. El COVID-19 ha demostrado una vez más, que los más desfavorecidos económicamente son los más vulnerables a la enfermedad”.

 

lunes, 1 de noviembre de 2021

Caso Cappato

 Caso Cappato

Profesor Andrea Perin
Relacionado con su intervención en las Jornadas
https://www.criminaljusticenetwork.eu/es/post/proteccion-penal-de-la-vida-y-autodeterminacion-terapeutica-cuatro-cuestiones-a-proposito-de-la-ordinanza-207-2018-de-la-corte-costituzionale-italiana